Al referirse a la acción de sacar punta a un lápiz o algún otro objeto, no se dice "tarjar", sino "tajar". Se deriva de la acción de hacer tajos o cortes.
Tarjar significa otra cosa (señalar o rayar en un pedazo de madera lo que se va sacando fiado, o lo que se cuenta).
Consecuentemente, el conocido sacapuntas empleado en la escuela, la oficina y otros lugares no se llama "tarjador", sino "tajador".